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Neuquén: Se esfuman los beneficios del "dólar agro" para la fruticultura

El fin de semana salió la resolución de Agricultura que incorpora a las peras y manzanas frescas e industrializadas a tomar la divisa de exportación en 300 pesos. Sin embargo, la mejora económica no sería la esperada.

Se avecina una promisoria temporada para la fruticultura en el Alto Valle de Río Negro y Neuquén.

Es difícil comprender a donde quiere ir el Gobierno con algunas medidas que toma. El tan anunciado “dólar agro” es parte de esta realidad.


Hacia fines de marzo ya estaba definido que las economías regionales ingresarían a este beneficio. Informes elaborados por los técnicos de la cartera liderada por Sergio Massa daban cuenta de que, con una ventana de tiempo prudencial, estás distintas zonas productivas del país podían llegar adelantar ventas de exportaciones por algo más de 4.000 millones de dólares. El dato no era menor, teniendo en cuenta la falta de divisas que ya se hace sentir en el mercado por la menor cosecha registrada en un vasto sector de la agricultura.


Los anuncios, oficializados los primeros días del mes en curso, destacaban que, sobre las exportaciones regionales que se concreten entre el 10 de abril y el 30 de agosto, al exportador se le iba a liquidar un dólar de 300 pesos.


Para el caso del norte de la Patagonia -frutas frescas, jugos concentrados y vinos, entre otros productos- los empresarios frenaron sus ventas externas a la espera de la reglamentación del Programa de Incentivo Exportador (PIE), tal como lo denominaron oficialmente desde el Gobierno a este incentivo.


Pero desde la última semana de abril a la fecha comenzaron a aparecer algunas dudas en el sector exportador regional y, en especial en el segmento de frutas frescas e industrializadas. Hacia mediados de este mes se dio a conocer el primer listado con las actividades beneficiados por el PIE. Allí no estaban las peras, las manzanas ni la oferta exportable que genera la industria regional. Pero sí aparecían productos como cerezas o ciruelas frescas que no tienen -como muchas otras que figuraban en el listado- ventana de exportación en los meses de abril en adelante. La expectativa entre los empresarios y productores regionales de frutas comenzó a resentirse. Claramente, con lo anunciado, se notaba que había un desconocimiento básico sobre la zona del Valle y todo apuntaba a que las medidas impulsadas hace ya casi un mes se concentraban en un sector clave para la generación de divisas: el complejo oleaginoso. Sobre el resto, “se ira viendo”, tal como destacó un asesor de Economía al ser consultado por el tema.


Finalmente, el jueves 20 de abril salió la Resolución 147/2023 de la secretaria de Agricultura de la Nación que incorpora a las peras, manzanas e industria de concentrados al beneficio del PIE. Esta semana se abrieron las inscripciones ante la Administración Federal de Impuestos Públicos (AFIP) y todo estaría armado para su ejecución en los próximos días. Sin embargo, las proyecciones iniciales de más de 12.000 millones de pesos adicionales por exportaciones estimadas a principios de este mes, se acotaron sensiblemente.


No solo son los problemas de gestión los que conspiran contra la real efectividad del PIE. La realidad económica del país también golpea de lleno sobre este tipo de programas que Economía, cada vez que se encuentra con un cuello de botella, saca de la galera. Tomemos el ejemplo de la fruticultura regional para graficar lo que estamos mencionando. Y, dentro de este rubro, el de frutas frescas que se puede transpolar -tal vez no en forma lineal- al resto de las actividades productivas regionales.


Hay dos variables clave que están bajando las expectativas del sector exportador sobre los resultados del PIE.


La primera de ellas es el valor del dólar futuro. ¿Qué es un futuro? Es un contrato en el que las partes se comprometen a comprar o vender un determinado producto financiero (dólar, en este caso) a un precio ya fijado y a una fecha preestablecida. Son productos regulados que pueden negociarse tanto al alza como a la baja y que se operan con margen. Se puede comprar vender un futuro pagando tan solo una pequeña proporción de su valor. Con esta proporción el inversor participa en el movimiento del precio del futuro. Llegada la fecha de vencimiento cierra la operación y toma su ganancia o perdida sin tener que recibir o entregar el producto físicamente.

Los informes Matba-Rofex señalan que ya en junio el valor del dólar oficial futuro se acercaría a los 300 pesos y en agosto, momento de cierre de las operaciones del PIE, se ubicaría por encima de este valor. Teniendo en cuenta que el momento en que el exportador genera el derecho al beneficio es cuando presenta el permiso de embarque y son sobre las divisas que se ingresen hasta el 30 de agosto, las posibilidades de acceder a este dólar diferencial se acortan sensiblemente para el sector.


La segunda variable es la brecha cambiaria. En la medida que el diferencial entre el valor del dólar marginal y el oficial se amplíe, los estímulos a la elusión impositiva aumentan y los beneficios logrados con las exportaciones a través de este mecanismo ilegal son mucho mayores a los que puede otorgar el PIE. En definitiva, dentro de este escenario, es mucho más conveniente subfacturar. En los últimos días, el dólar paralelo pegó un importante salto, quebrando el techo de los 400 pesos para cerrar la semana arriba de los 440 pesos.


La brecha cambiaria esta semana volvió a perforar el 100% respecto del valor del dólar fijado por el Gobierno. La estadística oficial detalla cómo se mantuvo debajo de este techo durante gran parte de la gestión Massa, pero tras la profundización de las inconsistencias macroeconómicas, volvió a saltar. Mantener estos niveles de brecha, solo alienta el comercio marginal. La mayor parte de los economistas opinan que, para dejar de incentivar este tipo de irregularidades en el comercio exterior, la brecha se debería ubicarse por debajo del 30%.


Tomemos un ejemplo. Por una caja de manzanas con destino a Paraguay, con los niveles actuales de subfacturación, el exportador está percibiendo un dólar por encima de los 350 pesos, mientras que con el PIE ese valor se lo ubica en los 300 pesos.


En definitiva podemos anticipar que, el actual contexto macroeconómico, este nuevo beneficio sirve para ciertas actividades pero no tendrá los efectos deseados ni para el Banco Central -hacerse de más dólares para sus reservas- ni para las economías regionales, que no terminan de estar estimuladas a generar mayores exportaciones por esta vía.


Los cambios para lograr estos objetivos, deben centrarse en corregir el retraso cambiario que está sufriendo la oferta exportable de las economías regionales y dar incentivos reales al comercio externo para este tipo de productos de alto valor agregado. Todo los demás, son solo parches para intentar llegar a las elecciones de agosto. El típico cortoplacismo de la política.


Fuente: LMN

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