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  • Foto del escritorNQP/NOTICIAS

Bahía Blanca: “Me dijo que a los gendarmes y policías se los cargaba por igual”

Eduardo Palomo, Jefe de la fuerza de seguridad en la ciudad, relató el incidente en la cochera del edificio céntrico de 11 de Abril al 100. Por el violento hecho permanece detenido Julio Millán, de 69 años.

Un hecho de extrema violencia se vivió anoche en un edificio de 11 de abril al 100, en el que el Jefe de la Gendarmería bahiense, Daniel Palomo, fue atacado por un sujeto en el marco de una discusión por una cochera del edificio ubicado en 11 de abril al 100, el cual le apuntó con un arma en el rostro y, minutos más tarde quedó detenido.


Un hecho de extrema violencia se vivió anoche en un edificio de 11 de abril al 100, en el que el Jefe de la Gendarmería bahiense, Daniel Palomo, fue atacado por un sujeto en el marco de una discusión por una cochera del edificio ubicado en 11 de abril al 100, el cual le apuntó con un arma en el rostro y, minutos más tarde quedó detenido.


Transcurridas algunas horas del violento episodio, Palomo relató el incidente con su vecino, Julio Millán: “Llegué a mi domicilio tras una larga jornada. Hace varios días veía que la cochera de mi departamento estaba ocupada. Pregunté a los vecinos y a la encargada del edificio quién era el dueño del vehículo. Consigo el número y ya en mi casa, llamo a ese número”.


“Me atendió una persona mayor. Comienzo a hablar con él, le digo que soy el titular de esa cochera y comienza a vociferar, hablándome encima. Le pedía que me deje terminar de hablar. Necesitaba ese espacio porque iban a dejar un vehículo. Esta persona, sin conocerme, me insulta y le digo que lo espero abajo para que saque el auto”, relató, con respecto a un conflicto que iba subiendo en cuanto a la temperatura.


Luego, continuó con la crónica de los hechos: “A los 5 minutos bajé, luego vino una persona que pasó insultándome. Me cuerpeó, lo seguí mientras me gritaba e insultaba. Traté de decirle que no era la forma de hablar. Cuando bajamos el último escalón, le pedí por favor que deje de insultarme, se adelantó un paso más, se dio vuelta y apareció con un revólver apuntándome al pecho”.


“Me quedé quieto, mientras él manipulaba el arma como diciendo ‘ahora qué vas a hacer’. Luego me apuntó a la cara y vi que tenía municiones, noté que no estaban encamisadas y que eran plomos listos para romper tejidos. Esto es algo que aprendí en 33 años de servicio. Tengo 10 unidades de investigación en toda la Región Quinta con el control operativo de cinco provincias. Por eso es que sé de armas y cómo hay que comportarse cuando uno está desprotegido”, agregó Palomo, en otro segmento de la entrevista radial.


Y añadió: “Dejé que descargue su alteración. El dedo índice de esta persona estaba sobre el gatillo. Una vez que bajó los decibeles y se dio vuelta para ir a su vehículo, le pregunté si sabía quién soy yo, le comenté que soy gendarme y me respondió que a los gendarmes y los policías se los cargaba por igual. Le levanté la voz, me presenté con mi cargo para saber qué era lo que hacía. Y me dijo ‘ahora le vas a tener miedo a una pistolita de juguete'”.


“Me fui al pallier, aproveché un bidón para dejar la puerta entreabierta. Quería detener a este hombre de alguna manera. Mi idea era demorarlo para que me dé tiempo para llamar al 911 y llegue la Policía. Veía que por el palier salían muchos jóvenes y esta persona podría llegar a disparar. Cuando hace fuerza para cerrar la puerta del garaje, me acerco sigilosamente y le doy la voz de alto”, aseguró el Jefe de la Gendarmería.


Consultado respecto a la peligrosidad de un sujeto suelto en ese estado, destacó: “No podía dejar que esa persona siga dando vueltas por ahí. Se quiso dar vuelta, lo trabé desde la espalda con la mano y la nuca hacia arriba para que no toque el arma que tenía en la cintura. Lo pude retener y llevar a la puerta principal. A dos chicas que estaban por entrar les pedí que no entren porque era una persona peligrosa. Ellas dieron aviso a una pareja que pasaba por allí, siendo un muchacho el que vino a colaborar”.


“Esta persona dijo que sufría de diabetes, pero estaba sola, parecía acostumbrada a lo que hacía. En este edificio viven muchos estudiantes universitarios. Siempre le hablé bien, educadamente. Cuando llegó la Policía lo revisaron y notaron que no tenía el arma. Fueron al auto y detectaron que la pistola estaba oculta en el baúl de su vehículo. Tuve que informar a mis superiores la situación que pasé y no provoqué, terminé a las 5 de la mañana”, señaló.


“El entrenamiento me sirvió para saber cómo manejarse en una situación como esta. Esta persona no tiene permiso para tenencia y portación de armas, el tema es no solo los vecinos sino la gente que transita por el edificio y el riesgo que esto representa. Los proyectiles de uso policial tienen un encamisado que hace que el plomo que contienen no se deforme para que no cause tanto daño”.

“Las municiones de su arma no tenían ningún tipo de encaminado. Con un solo disparo en el pecho me dañaba un pulmón, sabía el daño que podía hacer. Nunca me había solicitado autorización para usar su cochera, me ha pasado con otros vecinos que me pidieron permiso y nunca hubo problemas”

Por último, el Jefe del Departamento de Coordinación Región V, teorizó: “Evidentemente es alguien que está acostumbrado a manejarse así. Nunca pensé que podría estar armado, un segundo de furia y podría haberme dejado malherido, gracias a Dios se encontró conmigo y no con un vecino que no esté preparado, porque es difícil contener a alguien como él. Logré que baje la guardia y gracias a Dios no terminó mal”.


Al epílogo, confirmó que Millán terminó retirando el vehículo de la cochera que había ocupado sin autorización.


Fuente: LB24

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