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Neuquén: La guerra devolvió a Vaca Muerta al centro del escenario energético regional

El despegue está frenado por las demoras de las inversiones en la infraestructura para evacuar la producción. Nuevo envión para el gasoducto.


Rusia y Ucrania son jugadores fuertes en los mercados de la energía y los alimentos. A punto tal de que la guerra aceleró los procesos inflacionarios en todo el mundo a la vez que dinamitó la matriz que aseguraba la sustentabilidad energética a Europa. La posición de ambos está jaqueada. Sus mercados buscan alternativas inmediatas.


En la coyuntura, volaron las cotizaciones del petróleo y los granos mientras los enemigos declarados de Rusia aceleran las sanciones y la búsqueda de proveedores para suplir las importaciones rusas.


La guerra reconfiguró el escenario mundial. La globalización quedó herida de muerte.


Además de las sanciones que sacaron a Rusia del mapa global, EEUU tensó la relación con China, un actor clave en el campo de batalla económico de la guerra que está en pleno desarrollo.


Neuquén está lejos geográficamente del teatro de operaciones bélicas, pero su potencial petrolero la acerca al epicentro de un tópico centrales de la guerra económica, que es la producción de energía. La situación que derivó de la invasión militar a Ucrania reposicionó a Vaca Muerta como faro energético no sólo del país sino de la región.


Chile y Brasil hacen planes de desarrollo económico considerando el potencial de la formación neuquina para proveerles gas a precios competitivos.


La demanda chilena es más fácil de satisfacer porque hay un gasoducto binacional. En cambio, para llegar con el gas neuquino a Brasil faltan caños.


Por ahora, la reconfiguración del escenario energético global producida por la guerra apuró los trámites para la construcción del gasoducto de Vaca Muerta.


El proyecto contempla una conexión entre Tratayén, en Neuquén, y Saliqueló, en Buenos Aires, en la primera fase. La construcción requerirá unos 18 meses de trabajo y una inversión pública de unos 1.590 millones de dólares para inyectar 24 millones de metros cúbicos más por día de gas.

Mientras tanto, el país seguirá importando gas para el invierno. La logística nacional del transporte de las fuentes energéticas fósiles desde los yacimientos hasta los consumidores pasando por las plantas de procesamiento es incapaz de contentar la demanda pico. El gasoducto revertiría esa situación.


El costo del gas importado se disparó con la guerra. Argentina compró el mes pasado la carga de ocho barcos gasíferos a US$40 por millón de BTU, cinco veces más caro que el promedio pagado en 2021.


Las importaciones de energía treparán hasta los US$ 12.500 millones este año, estimó la consultora Economía y Energía. Es más del doble de lo gastado el año pasado.

A la vez, el déficit de la balanza comercial de energía treparía hasta los US$ 4.911 millones, ocho veces más que en 2021.


Fuente: LM Neuquén

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