🧪 La UBA desarrolla un test de saliva para detectar maltrato infantil mediante biomarcadores genéticos

El proyecto, liderado por el Dr. Eduardo Cánepa (UBA–Conicet), busca crear una herramienta científica que permita detectar señales de abuso infantil antes de que se manifiesten clínicamente.

Un equipo de investigadores del Instituto de Química Biológica de la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales (UBA), bajo la dirección del Dr. Eduardo Cánepa (Conicet), trabaja en un desarrollo pionero en Argentina: un test de saliva capaz de detectar señales de maltrato infantil a través del análisis de biomarcadores epigenéticos.

La propuesta se basa en una premisa ampliamente validada en el campo de la biología molecular: las experiencias traumáticas dejan huellas químicas en el ADN sin alterar su secuencia, lo que se conoce como metilación. Estos cambios epigenéticos pueden reflejar estados de estrés crónico y, en este contexto, serían indicadores clave para detectar situaciones de violencia o abuso en menores.

En qué consiste el estudio

Durante esta primera fase exploratoria, los investigadores ya recolectaron muestras de saliva de cerca de 40 niños —tanto con antecedentes clínicos compatibles con maltrato como de un grupo control sano—, en colaboración con la Unidad de Violencia Familiar del Hospital Elizalde.

Los resultados del análisis molecular se esperan para principios de 2026, y podrían abrir el camino a una herramienta diagnóstica innovadora que actúe antes de que los signos del maltrato se evidencien por vías psicológicas o físicas más tradicionales.

Aplicaciones potenciales

El test podría tener múltiples usos:

• Facilitar intervenciones tempranas que permitan separar al niño de entornos abusivos antes de que ocurra un daño mayor.

• Apoyar decisiones judiciales con evidencia científica en casos de custodia, tutela o denuncias por violencia intrafamiliar.

• Mejorar la precisión de las estrategias de protección aplicadas por equipos de salud, educación y justicia.

Aunque ya existen desarrollos similares en países como Canadá y Francia, este proyecto sería el primero en América Latina validado con datos locales.

Desafíos técnicos y éticos

Uno de los principales obstáculos es que los estudios epigenéticos requieren tecnología costosa y personal altamente capacitado. Actualmente, parte del análisis debe realizarse en laboratorios del exterior.

Además, existen desafíos éticos significativos, dado que los menores potencialmente maltratados muchas veces conviven con los adultos responsables, lo que dificulta la recolección anónima y segura de las muestras, así como la obtención de un consentimiento verdaderamente informado.

Un contexto alarmante

En Argentina, se estima que el 59,4 % de los niños y adolescentes menores de 15 años ha sufrido algún tipo de maltrato físico o psicológico dentro del ámbito familiar, aunque las denuncias representan solo una parte del total. El sistema educativo ha comenzado a detectar más casos gracias a la capacitación docente, pero los expertos coinciden en que aún faltan herramientas científicas y protocolos eficaces.

A nivel internacional, está comprobado que la exposición al maltrato en la infancia aumenta el riesgo de enfermedades mentales y físicas en la adultez, incluyendo inflamación crónica, obesidad y alteraciones neurológicas.