🏝️ “La seguridad era tan estricta que no se podía respirar”: el estremecedor testimonio de uno de los últimos presos vivos de Alcatraz

Charlie Hopkins, de 93 años, compartió con la BBC los duros recuerdos de sus años en la temida prisión en una isla frente a San Francisco. Asegura que el silencio y el aislamiento marcaron su vida para siempre.

Un pasado oscuro

En 1955, Charlie Hopkins fue trasladado a la famosa prisión de Alcatraz, en California, luego de causar problemas en otras cárceles mientras cumplía una condena de 17 años por secuestro y robo. Allí pasó tres años que recuerda con una mezcla de silencio sepulcral, castigos severos y estricta vigilancia.

“Dormir era lo más difícil”, recuerda. “Solo se escuchaban los barcos. Era un sonido solitario que me hacía pensar en una canción de Hank Williams: ‘Estoy tan solo que podría llorar’”.

Una prisión infame

Alcatraz, ubicada en una isla de nueve hectáreas a dos kilómetros de la costa, fue utilizada como prisión federal de máxima seguridad entre 1934 y 1963. Allí estuvieron reclusos como Al Capone, Robert Stroud (el "Hombre Pájaro") y James “Whitey” Bulger.

Hopkins relata que no había distracciones: no había radio, había pocos libros, y el día a día se resumía en caminar por la celda o hacer flexiones. Su tarea era limpiar pisos hasta dejarlos relucientes.

Intentos de fuga y confinamiento

A pesar de la vigilancia, Hopkins no evitó los conflictos. Pasó varios períodos en el temido “Bloque D”, destinado al confinamiento solitario. Su castigo más largo, de seis meses, fue tras participar en un fallido intento de fuga con otros presos, incluido el célebre ladrón de bancos Forrest Tucker.

Hopkins fue quien robó las hojas de sierra del taller de electricidad, pero el plan fue descubierto por los guardias. Poco después, terminó encerrado en aislamiento.

El ocaso de Alcatraz

En 1962 ocurrió la célebre fuga de Frank Morris y los hermanos Anglin, quienes dejaron cabezas de papel maché en sus camas y huyeron por los conductos de ventilación. Nunca fueron encontrados. Un año más tarde, la prisión fue cerrada por su alto costo de mantenimiento.

Hoy, Alcatraz es un museo que recibe millones de turistas al año. Sin embargo, el expresidente Donald Trump propuso recientemente reabrir la cárcel para alojar a los criminales “más despiadados”. Hopkins, ferviente simpatizante del exmandatario, no cree que esa idea prospere. “Solo intenta dar un mensaje fuerte. Reabrirla sería carísimo”.

Redención y reflexión

Hopkins fue liberado en 1963. Vivió una vida sencilla en Florida, donde hoy tiene una hija y un nieto. A sus 93 años, reflexiona sobre su pasado en unas memorias de mil páginas: “No te creerías los problemas que causé. Ahora entiendo que tenía serios problemas”, admite.