Fue una adolescente que asesinó a su hermanito de 9 años. Su perfil criminal es un calco de Nahir cuya película se estrenó en Amazon Prime y ya es tendencia.
Muchos se asoman por primera vez a la escalofriante historia de Nahir Galarza, la joven de Gualeguaychú, Entre Ríos, que en diciembre de 2017 asesinó a su novio, Fernando Pastorizzo. El crimen, que conmocionó al país, se ha convertido en una película y ahora es tendencia en Amazon Prime Video, generando un debate intenso y visceral.
En 2017, Nahir tenía solo 19 años y fue juzgada como adulta. En un contexto donde el movimiento Ni Una Menos ganaba fuerza en las calles, su abogado intentó aprovechar el momento, pero las pruebas fueron contundentes. Los 4.000 mensajes de WhatsApp entre Nahir y Fernando, junto con su comportamiento, no lograron situarla como víctima. A pesar de las múltiples versiones del crimen que ensayaron, ninguna convenció.
Al igual que Nahir, otra adolescente, esta vez de Neuquén, también conmocionó a su comunidad con un crimen espeluznante. Mientras Nahir asesinó a su exnovio en un acto premeditado, la joven neuquina llevó a cabo un plan igualmente meticuloso, pero con su propio hermanito como víctima.
En 2001, esta adolescente de Neuquén tenía solo 16 años. La ley 2302, promulgada en diciembre de 1999, ofrecía protección a menores en conflicto con la ley, pero las instituciones no estaban preparadas para aplicarla. El crimen de esta joven evidenció las carencias del sistema, mostrando que la ley, en muchos casos, era solo letra muerta, ya que la sociedad la repelía y temía.
Nahir y la adolescente neuquina compartían características inquietantes. Ambas eran cautivadoras, manipuladoras y siniestras. Sus rostros, tan bellos como imperturbables, eran estremecedores. Ni la peor atrocidad parecía arrancarles más que un leve rictus, lo que llevó a hablar de aplanamiento afectivo en ambos casos. Utilizaban su atracción para manipular a su favor.
Un aspecto inquietante en ambas historias es la estrecha relación que mantenían con sus padres, algo que sigue llamando la atención de los perfiladores.
Ninguna de las dos improvisó. Aunque sus móviles y resoluciones fueron distintos, ambas demostraron un despliegue de violencia instrumental, con algún desborde ocasional. Premeditaron, calcularon, controlaron la escena y mostraron una fría conciencia forense.
No existe el crimen perfecto.
Ambas cayeron porque siempre hay factores de azar y una buena investigación que son cruciales para esclarecer los hechos. Cuando Nahir mató, se llevó una vaina y aseguró estar en su casa, pero una cámara de seguridad la ubicó en las inmediaciones. Luego se entregó y admitió el crimen, aunque varió las versiones, desde un accidente hasta violencia de género, e incluso afirmó que encubría a su padre como el verdadero asesino. Este giro dramático, aunque impactante, tampoco fue demostrado.
En el caso de la adolescente neuquina, la escena del crimen que montó sembró muchas dudas entre los investigadores. Los ladrones locales no matan niños durante un robo. Además, un almacenero la vio pasar dos veces con solo media hora de diferencia esa mañana.
En ambos casos, la mirada fría y reptiliana tanto de Nahir como de la adolescente neuquina no dejó de asombrar a los investigadores. El caso de Nahir tuvo mayor impacto mediático, pero ambos fueron igual de perturbadores.
Nahir fue condenada a prisión perpetua, siendo la mujer más joven en recibir esta sentencia. Recién a los 54 años podrá salir en libertad. Hoy, con 24 años, sigue en prisión.
La adolescente neuquina, amparada por la ley 2302, fue declarada responsable penal del crimen de su hermano. Aunque se pidió una pena de cuatro años de prisión al cumplir 18 años, las apelaciones y la burocracia judicial dilataron todo. La joven se mudó a Neuquén y comenzó sus estudios en la Universidad Nacional del Comahue. Finalmente, en diciembre de 2010, el Tribunal Superior de Justicia cerró el caso y la joven nunca pisó una celda. A esa altura, ya no tenía sentido, pues no había vuelto a delinquir.
Los especialistas han declarado que Galarza muestra rasgos psicopáticos marcados, mientras que los forenses que evaluaron a la adolescente neuquina afirmaron que "es una psicópata de manual". Hoy, la consideran una psicópata integrada.
Estas historias nos enfrentan a la perturbadora realidad de la maldad humana, disfrazada detrás de rostros jóvenes e inocentes, y nos recuerdan que, a veces, la verdad supera la ficción de la manera más aterradora.
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