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Cristina Kirchner, en modo electoral y el sueño de que Mauricio Macri vaya con Javier Milei

El kirchnerismo intenta rearmarse y bloquear el surgimiento de un espacio electoral del PJ anti K. Y sueña con que Macri rompa con Juntos por el Cambio.


Hace dos meses, en el restaurante La Stampa, en Palermo, empezó a activarse el plan. En una mesa reservada, el ministro del Interior, Eduardo “Wado” De Pedro, y la senadora Anabel Fernández Sagasti, dos incondicionales de Cristina Kirchner, compartieron una larga charla con Juan Manuel Urtubey, ex gobernador de Salta y muy crítico del kirchnerismo.


Durante la charla, los camporistas se mostraron interesados en ver qué opinaba el dirigente –retirado de la primera plana de la política en los últimos años- sobre la actualidad y el futuro electoral. Lo impactante fue que ambos le pegaron tan fuerte a Alberto Fernández como Urtubey, que no integra las filas del oficialismo.


Con permiso para hablar con los malos


De Pedro es uno de los habilitados por “la jefa” para hablar con “los malos”, desde empresarios a periodistas y opositores acérrimos. Con Urtubey se conocen hace tiempo, cuando el funcionario ocupaba la Secretaría General de la Presidencia, y por eso Wado se vio confiado para llevarle un mensaje: que el peronismo distanciado de los K vuelvan al redil en 2023 para celebrar una gran PASO. Una misión que hoy parece imposible.


Esa misma zanahoria de reencuentro se empezó a repartir en las provincias, solo que nadie la ve apetecible. El kirchnerismo intenta rearmarse y evitar que surja un espacio electoral del PJ anti K el año que viene.


Hasta ahora hay tres “buzones”: Juntos por el Cambio, el Frente de Todos, y Javier Milei con sus libertarios. En 2019, la experiencia de Alternativa Federal resultó fallida, al ser absorbida por los extremos, cuando Sergio Massa se sumó a Cristina Kirchner y Miguel Pichetto, a Mauricio Macri. El candidato terminó siendo Roberto Lavagna y Urtubey se fue a su casa.


Un grupo de dirigentes cuyo lema es salir de la grieta mantiene contactos que inquietan a los K. El gobernador Juan Schiaretti, los legisladores de Juntos por el Cambio Emilio Monzó y Rogelio Frigerio; los diputados peronistas Graciela Camaño y Florencio Randazzo, entre otros, exploran opciones, en las que también participan algunos radicales y socialistas.


“Schiaretti nunca va a estar con Cristina porque no estuvo y porque quiere que Hacemos Córdoba siga ganando en la provincia, que es muy anti K”, desestima cualquier tipo de acercamiento un hombre cercano al mandatario. En el PJ federal rechazan la posibilidad de incorporarse, porque de hecho no lo hicieron cuando existía un incentivo en 2019, cuando la fórmula Fernández-Fernández se alzó con el triunfo.


Un escenario atomizado


Todo es fantasía hasta que llegue junio del año que viene y se definan las listas para la elección presidencial, pero hay coincidencia en que ya no regirá más la polarización, sino que el escenario se partirá en tres o cuatro porciones. El sueño del kirchnerismo es que Macri rompa Juntos por el Cambio. Vieron en la declaración del fundador del PRO desde Estados Unidos (“la unidad por sí misma no sirve”) un guiño que los entusiasmó. Son casi las mismas palabras que repite Cristina Kirchner.


En la oposición no lo ven posible, aunque perciben que el ex presidente está dispuesto a volver a la cancha para el segundo tiempo. Cada uno de sus movimientos son analizados como si fueran pistas, por eso generó cierta suspicacia que no apareciera este viernes en el acto en La Matanza, donde el objetivo era hacer una “foto de familia” con la cúpula de Juntos.


Los K desean a Macri con Milei


En el kirchnerismo duro, imaginan (y desean) a Macri aliado con Milei, en un esquema de ruptura con los radicales, lo que sería el fin de Juntos por el Cambio. Por ahora, eso es algo que sólo está en sus cabezas. En paralelo, trabajan para desactivar que crezca cualquier otra opción del peronismo. En Mendoza, este sábado, convivirán en una misma cumbre La Cámpora y el PJ tradicional, como un ensayo a baja escala de esa idea.


Cristina Kirchner se mueve como si ella no fuera candidata a presidente, aunque deja abierta la puerta de ir como senadora. Diseña un esquema con un candidato propio –que podría ser Wado- y eventualmente otro contrincante que represente más el peronismo del interior. Allí Jorge Capitanich está anotado. Y, como si fuera poco, acaba de ver al Papa, al igual que De Pedro que fue recibido el mes pasado. ¿Bendecidos por Cristina y por Francisco? En la política los gestos importan y al único al que el jefe de Estado del Vaticano le canceló la cita fue a Santiago Cafiero, el funcionario más cercano a Alberto.


No cree Cristina, en el fondo, que el Presidente vaya por la reelección. En el peronismo no están tan seguros, a pesar de que no obtuvo adhesiones a su decisión de competir anunciada desde Europa. Un solo gobernador, Sergio Uñac, viajó para acompañarlo en el acto en su respaldo que le organizó Gerardo Martínez, el jefe de la Uocra.


Coqueteos impensados


El PJ siempre fue el partido del poder y funcionó con esa lógica: en el Gobierno se verticaliza; en el llano, se horizontaliza. Esto no está pasando ahora, cuando se mueve de manera caótica y asamblearia sin un liderazgo presidencial. Por eso sorprenden los coqueteos impensados, como el de Wado con Luis Barrionuevo, a quien Cristina pidió expulsar del Senado por la quema de urnas en Catamarca, en 2003.


El sindicalista gastronómico tiene diálogo con De Pedro por las gestiones que realizó con el sector durante la pandemia. Ese buen vínculo siguió y hablan seguido. El fin de semana pasado el ministro fue invitado estrella en un plenario del gremio en Mar del Plata y esa sintonía se hizo pública. Tal es así que la juntada de más de 500 personas terminó con el canto “Se siente, se siente, Wado Presidente”.


Barrionuevo, un peronista con mil batallas, explicó a sus más cercanos la escena: “Yo no cambié. La Cámpora se hizo barrionuevista”.


Fuente: TN

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